La Gran Aventura Nocturna de Gnorman el Gnomo
Un pequeño gnomo aprende a amar la hora de dormir con imaginación.
Los Últimos Rayos de Juego

¡A Gnorman, el pequeño gnomo, le encantaba jugar! Todo el día correteaba por el prado, persiguiendo mariposas y recogiendo guijarros brillantes. Pero a medida que el sol se ponía, pintando el cielo de naranjas ardientes y púrpuras suaves, Gnorman escuchó la dulce llamada de su madre: '¡Gnorman, es hora de acostarse, cariño!' Gnorman suspiró. Le encantaba tanto jugar que la idea de dejar la luz que se desvanecía le provocó un pequeño aleteo de preocupación en el estómago. Las sombras comenzaban a alargarse y a retorcerse.
Un Hogar de Gnomo Ordenado

Dentro de su acogedora casa de hongos, el aire era cálido y olía a pino. 'Primero, vamos a ordenar', sugirió su madre, señalando los bloques de madera y las tazas de bellota esparcidos de Gnorman. Gnorman suspiró de nuevo, pero luego vio una pequeña y tambaleante torre de bloques que había olvidado. '¡Oh, casi dejo mi castillo!' exclamó. Juntos, colocaron cuidadosamente cada juguete en su cesta especial. '¡El trabajo en equipo hace el trabajo ordenado!', Gorjeó su madre, dándole un cálido abrazo. Gnorman se sintió un poco mejor, sabiendo que todo estaba en su lugar.
Marionetas de Sombra y Luz de Estrellas

En su cómoda cama forrada de hojas, Gnorman se acurrucó bajo su manta de musgo. La habitación estaba oscura, pero un pequeño frasco de luciérnagas pulsaba con un suave resplandor junto a su cama. De repente, ¡vio un gran monstruo sombrío en la pared! Su estómago revoloteó. Su madre, al darse cuenta, señaló suavemente. '¡Mira, Gnorman, no es un monstruo! ¡Es tu sombrero en la silla, haciendo una sombra de dragón! ¿Y esa sombra tambaleante? ¡Es solo tu juguete de bellota favorito bailando!' Gnorman rió. Observó las sombras y, pronto, el monstruo aterrador se convirtió en un dragón amigable que custodiaba sus sueños, y el juguete tambaleante se convirtió en un valiente caballero en una aventura.
Dulces Sueños, Pequeño Gnomo

Con un bostezo, Gnorman se acurrucó más profundamente, sintiéndose seguro y cálido. Imaginó a su amigo dragón volándolo por un cielo lleno de polvo de estrellas brillantes, buscando las bayas más grandes y jugosas. Su juguete de caballero luchaba contra ardillas traviesas para proteger su tesoro. El pequeño aleteo en su estómago había desaparecido, reemplazado por una somnolencia pacífica. Su madre le besó la frente. 'Dulces sueños, mi valiente pequeño gnomo', le susurró. Y Gnorman se durmió, listo para un nuevo día lleno de aventuras cuando el sol saliera de nuevo.