Gribble y el Puente Tembloroso
Gribble repara un puente con mate y amistad.
El Rincón de Contar de Gribble

En lo profundo del Bosque Susurrante vivía Gribble, un alegre gnomo al que le encantaban los números. ¡Pasaba sus días contando todo: guijarros, hojas, ¡incluso gotas de lluvia! Una soleada mañana, Gribble saltaba por su camino favorito hacia el Parche de Bayas. "Uno, dos, tres...", contó, hasta que se detuvo. ¡Uy! ¡El viejo puente de madera sobre el Arroyo Brillante estaba roto! Un gran tronco se había partido, dejando un hueco inestable y peligroso. "¡Ay, Dios mío!", murmuró Gribble. "¿Cómo cruzará alguien ahora?"
Un Amigo Tímido y un Gran Problema

Gribble intentó empujar una gran piedra en el hueco, pero era demasiado pesada. Tiró, jaló, pero el hueco siguió siendo ancho. "Esto es demasiado grande para un solo gnomo", suspiró. Entonces, vio a Barnaby, un tejón gentil conocido por su fuerza, escondido detrás de un árbol. Barnaby era tímido, pero muy fuerte. "¡Barnaby!", gritó Gribble. "¡Necesito tu ayuda! ¡Este puente necesita ser arreglado, y es un gran rompecabezas que resolver!" Barnaby asomó la cabeza, sosteniendo un tronco que acababa de encontrar.
Matemáticas, Músculos y Trabajo en Equipo

Barnaby, aunque todavía tímido, se acercó. Gribble sacó su palo de medir. "Primero, necesitamos saber cuánto debe medir cada pieza nueva", explicó, midiendo el hueco. "Luego, contamos cuántos troncos necesitamos". Dibujó números en la tierra. Barnaby, viendo el claro plan de Gribble, asintió. Gribble mediría y le diría a Barnaby la longitud exacta, y Barnaby, con sus poderosas patas, cargaría y colocaría cuidadosamente los troncos. A veces un tronco era demasiado largo, a veces demasiado corto, pero Gribble recalculaba rápidamente y Barnaby lo ajustaba. "¡Somos un gran equipo!", animó Gribble.
El Puente de la Amistad

Pieza a pieza, número a número y tronco a tronco, el puente se hizo más fuerte. Pronto, el último tronco fue colocado perfectamente en su posición. "¡Hurra!", gritó Gribble, haciendo un pequeño baile. Barnaby sonrió, con una gran y orgullosa sonrisa de tejón. ¡El puente estaba arreglado! Las ardillas charlaban, los conejos saltaban, e incluso una familia de ratones de campo correteó por el nuevo y resistente puente. Gribble y Barnaby chocaron las cinco. Habían usado las matemáticas, la lógica y la amistad para resolver juntos un problema muy grande.