El elfo y las bayas de luna

Un elfo aprende que compartir con un amigo lo hace todo mejor.

1

Un descubrimiento brillante

Pip, el elfo, encuentra un arbusto lleno de deliciosas bayas de luna.

En un bosque mágico bañado por el sol, un pequeño elfo llamado Pip encontró el tesoro más maravilloso: ¡un alto arbusto cubierto de brillantes bayas de luna! "¡Guau!", exclamó. Eran sus favoritas, brillando como diminutas lunas azules. "¡Las quiero todas para mí!", pensó, agarrando con fuerza su pequeña cesta.

2

Demasiado alto para alcanzar

Pip intenta coger las bayas pero descubre que están demasiado altas.

Pip se puso de puntillas y estiró sus bracitos tan alto como pudo. Saltó y brincó, but las deliciosas bayas de luna estaban fuera de su alcance. Vio a su amigo, Griz el gnomo, que era muy fuerte pero tampoco muy alto. Pip suspiró, sintiéndose un poco triste y hambriento.

3

Una idea inteligente

Pip decide pedirle ayuda a Griz y trabajan juntos.

Entonces, Pip tuvo una idea brillante. ¿Y si compartía? "¡Griz!", gritó. "¡Si me ayudas a alcanzar las bayas, las compartiremos todas!". Griz el gnomo sonrió ampliamente. Se agachó y Pip se subió a sus robustos hombros. ¡Juntos, eran altos y fuertes!

4

Una dulce recompensa

Pip y Griz comparten las deliciosas bayas y su amistad.

Con la ayuda de Griz, Pip recogió fácilmente hasta la última baya de luna, llenando la cesta hasta arriba. Encontraron un tronco cómodo y cubierto de musgo y se sentaron. Pip le dio a Griz un gran puñado de las dulces y brillantes bayas. Sabían aún mejor porque las estaba compartiendo con un amigo.

Moraleja de la Historia
Compartir y trabajar juntos hace que todo sea más dulce y divertido.